ANDRÓMEDA

** Pensé en echar las raíces un 11 de Octubre de 2014.
Si te digo que aún te quiero, ¿me llamarías idiota?
Quiero arrancarme el corazón y ponerlo en este poema, escribir las últimas palabras y dejarte de querer. Pero, cielo, eres un círculo vicioso del que me encanta ser parte.
Estoy cansada de soñarte, de sentirte tan real y despertar con un nudo en la garganta con sabor a ausencia.
Quería que me rompieran el corazón, bueno, no hablaba en serio. Ahora duele y te escribo este poema no porque lo merezcas, sino, porque yo sí.
La noche me envuelve con cada palabra y permitirme pensarte, en cómo me destruiste, jode, porque me has dejado sin poesía. Me has dejado vacía, y el peso de tu recuerdo ahora duele más; como si el fantasma con tu nombre y apellido que llevo cargando desde hace tiempo se hubiese transformado en iridio. Y, amor, ya no puedo soportarlo más.
Ojalá no nos hubiéramos tomado ese café, no me hubieras lanzado esa mirada y no nos hubiésemos sonreído a media cerveza. Esa maldita sonrisa de complicidad que solo existía entre tu alma y la mía.
Debí haber tirado las flores de papel, no haber releído tus cartas y haberme olvidado de nuestra historia de amor. Pero no, cariño, nos quise creer eternos.
¿Que si sería efímero? ¡Tremenda pendejada! Cada palabra, movimiento y vibra tuya se queda clavada como estaca en mi corazón.
Perdóname, vida mía, nos creía dos locos enamorados, el poeta y la inspiración, pero yo solo era parte de tu juego. Odio lo que hiciste y que hayas dañado el recuerdo que atesoraba con tanto cariño, y odio haberlo permitido.
Tal vez no debí de haber confiado, pero, mis ojos brillaban tanto al ver al amor de mi vida, que quedé cegada, el amor me ganó. Y no me arrepiento de que seas mi punto vulnerable, que contigo me vuelva susceptible a caer, porque cada vez siento más y a ti te siento menos.
Me arrepiento de no haber anotado el nombre de aquel vino, es una de las tantas cosas con las que me he quedado con las ganas, y de darte el manuscrito de aquel poema. Lamento con todo el corazón que no le haya ganado el amor a tu venganza.
Es hora de despedirme de tus cartas, nuestra historia de amor y de tus flores de papel.
Te amo tanto que te odio; tanto que no te odio en lo absoluto.
**Y me quedé contigo siempre.
Comentarios
Publicar un comentario