PERDÍ LA PUTA RAZÓN.
Este sí es un poema de amor.
Cualquiera perdería la puta razón por estar contigo; y que chingue a su madre quien te haya hecho sentir lo contrario.
Si los ojos hablaran, revelarían toda ésta cursilería que me cargo; las miradas nocturnas y la forma en que me gusta desacomodarte el cabello; tu ceño fruncido y cómo me haces reír cada que aparento estar enojada.
Sacarían a relucir este mar de emociones cambiantes que llevo por corazón y nos empaparían las lágrimas de miedo por no poder controlar esto que estoy sintiendo. Entenderíamos que en ocasiones, no es el tiempo, es la conexión.
Te dirían las ganas que tengo de cuidarte para que no te me acabes nunca. Que perdí la razón en la primera charla, y que este par de ojos coquetos ansían verte al despertar, cuando el café, en las tardes lluviosas y las soleadas también; así como en los abrazos de media noche.
Veo la vida en color amarillo desde nuestro encuentro, porque la felicidad pasó de ser una emoción a un constante estado de ánimo, pues te quiero tener un ratito con sabor a eternidad, sin preocuparnos por el tiempo definido.
A veces, solo se necesita una mala noche, un bolígrafo y un pedazo de papel para dejar florecer los sentimientos, 383 palabras escritas en prosa para hacerte saber que te quiero; consentirte la vida y apapacharte el corazón para que te sientas de la manera en que yo te veo. Esperar a que pasen los segundos, días o meses de la mano de las risas, los besos, los buenos ratos y los no tan buenos; cucharear mientras me dices lo bonita que me encuentras, prolongar la mirada e interrumpir para preguntarte: Carino, ¿y si tus ojos me hablaran?
Comentarios
Publicar un comentario