300 razones para desenamorarme

 De malos tragos se nos va la vida, tú eres ese trago amargo al que confundí con amor.

Un mes después, se me han quitado las ganas de beber a pesar de la sed.

Me enamoré de quien disfrutaba de darme pequeñas gotas de vez en vez, a pesar de tener el vaso lleno.  De quién vivió  este amor como un juego sin esmero.

Me alejo a pesar de la sed que aún tengo, me marcho de este enredo a buscar mi propio riego.

Te bebo rápido disfrutando el ardor de un amor no consolidado, como esa botella que guardamos para  una ocasión importante,  más larga su espera que lo corta de su estancia en la mesa.

Me diste 300 razones para desenamorarme de ti, yo buscaba una para quedarme. Pero, tal vez después de tanto, nuestro amor sí tenía fecha de caducidad. 

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