De haberme conocido mía, te habrías enamorado.
Ojalá
me hubieses conocido cuando aún no me arrebataban la sonrisa, cuando era arte,
musicales y comedia. Cuando el invierno no lograba apagar la primavera. Qué
felicidad me generarías de haberme conocido poesía y no poeta, con mi gusto por
la fotografía, el cine y el arte. Te hubiera encantado verme sonriente y con
los ojos brillantes, las mejillas rosadas, los labios rojos y el cabello radiante.
Ojalá conocieras mi lado racional- analítico, las matemáticas, la pasión por la ciencia y las letras. El sentido de responsabilidad a carne viva. Mujer de ojos fuertes, cabello largo y sonrisa máscara de secretos.
¡Carajo! Te habría encantado la poesía que escribían mis caderas.
Seguramente te hubieras enamorado de mis acciones y no de las palabras expresadas por mi boca triste.
De haberme conocido bailarina, estarías fascinado por cada uno de mis elocuentes pasos. ¡Y la risa! Escucharme reír era entre tantos, mi espectáculo favorito. ¡Cómo extraño la risa! ¡Cómo me extraño mía!
¿Quién soy yo para contarte esto? ¿Quién eres tú para saberlo?
Y es que hace mucho que perdí el pudor, las ganas de ocultarme entre mentiras para hacerme notar más interesante. Soy poeta, rebelde y no tengo remedio.
Es una lástima, pues hoy, ya no importa qué tan bueno esté el café, ni lo exquisita que esté la charla y ni hablar de los besos. Pues hoy, ya no me siento mía. Y qué pena, pues, de haberme conocido antes, cuando era mía, te habrías enamorado.
Ojalá conocieras mi lado racional- analítico, las matemáticas, la pasión por la ciencia y las letras. El sentido de responsabilidad a carne viva. Mujer de ojos fuertes, cabello largo y sonrisa máscara de secretos.
¡Carajo! Te habría encantado la poesía que escribían mis caderas.
Seguramente te hubieras enamorado de mis acciones y no de las palabras expresadas por mi boca triste.
De haberme conocido bailarina, estarías fascinado por cada uno de mis elocuentes pasos. ¡Y la risa! Escucharme reír era entre tantos, mi espectáculo favorito. ¡Cómo extraño la risa! ¡Cómo me extraño mía!
¿Quién soy yo para contarte esto? ¿Quién eres tú para saberlo?
Y es que hace mucho que perdí el pudor, las ganas de ocultarme entre mentiras para hacerme notar más interesante. Soy poeta, rebelde y no tengo remedio.
Es una lástima, pues hoy, ya no importa qué tan bueno esté el café, ni lo exquisita que esté la charla y ni hablar de los besos. Pues hoy, ya no me siento mía. Y qué pena, pues, de haberme conocido antes, cuando era mía, te habrías enamorado.
Comentarios
Publicar un comentario