ME DEBES UNA CENA
Me debes una cena, unos tragos y unos besos.
“Una apuesta, es una apuesta” dijiste, pero yo lo veía como
una oportunidad, porque aún no estaba dispuesta a que acabara. Pero, ¿cuándo
estás realmente lista para que una persona se vaya?
Hay muchas cosas que no te dije porque perdimos la cercanía
en treinta minutos, pero la verdad, es que no he dejado de pensarte. ¿Cómo es que una persona puede hacer tanto en
tan solo unos días?
Existen tres tipos de personas, los poetas, la inspiración
y la poesía. Ese día te dije convencida de que yo era poesía, y aún me la creo.
Es solo que no noté lo importante, me dijiste, “¿Qué quieres de mí?” Y ahora lo
sé, quería observarte por una serie de minutos consecutivos, por muchos días,
justo como lo dije aquel día en el Jeep, había algo que me gustaba ver, y es
que, eres poesía al hablar, sonreír, moverte, cuando surge una interrogante y
frunces el ceño, los ojos pequeños, la sonrisa perversa y la ceja izquierda
ligeramente levantada.
Extraño leerte, eres mi poema favorito, aquel que lees en
las noches, antes de dormir, cuando el té.
Estábamos destinados a no ser, porque yo, además de ser
poesía soy poeta; te dije que me quedé con las ganas de convertirte en palabras
plasmadas en una hoja de papel, es solo que tú eres poesía andante, no mereces
ser condenado al papel, limitado por los bordes de éste.
Lamento tratar de contenerte. Hoy eres mi inspiración. Hay
muchas cosas que no te dije y te diré hasta la siguiente cena.
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